Un plan de actuacion empresarial ante el coronavirus (Covid-19) se está convirtiendo, más que en una alternativa interesante, en una necesidad o un requisito. No hay organización o empresa que pueda ser ajena a las consecuencias que uno de los virus más famosos de la historia está causando.
Con más de 240 casos de coronavirus en la Región de Murcia y más de 17.395 contagiados, 15.485 activos y 803 fallecidos en España en estos momentos, todos tenemos que tomar medidas para conseguir la no expansión de esta epidemia.
Entre las organizaciones con más riesgos e implicaciones para la salud y la economía, destacamos también a las empresas. Así que contar con uno de estos planes no es una opción, sino que se trata de una auténtica obligación.
Por lo tanto, te vamos a dar algunos consejos a aplicar en los espacios laborales. Sabemos que hay mucho desconocimiento no solo sobre el propio virus, sino también acerca de cómo afrontarlo y qué hemos de tener cuenta al respecto en los ámbitos laborales.
En este texto no vamos a especular respecto a las medidas científicas y sanitarias para paliar los efectos del coronavirus, sino que te vamos a dar recomendaciones relativas a abordar este fenómeno en los centros de trabajo. Toma nota de ellas.
Como actuar en el trabajo ante el coronavirus
Si te preguntas cómo actuar en el trabajo ante el virus coronavirus, este artículo te va a venir muy bien, puesto que te va a servir para salir de la indefinición e incertidumbre en las que están sumidos diferentes perfiles laborales.
No cabe duda de que la presión sanitaria y social que se está generando acerca de esta potencial pandemia está contribuyendo a crear un alarmismo que no es nada bueno para las actividades económicas. Más allá de la previsión de daños reales que pueda causar el virus, las expectativas tienden a sobrevalorarlos, lo que resulta muy nocivo para la economía general.
La alarma social perjudica tanto a las pequeñas y medianas empresas como a la macroeconomía. Seguro que conoces, por ejemplo, la caída que se ha producido en las bolsas de todo el mundo. Más todavía están siendo afectadas las relaciones comerciales con los países donde más se está sintiendo el problema, como China e Italia.
Y la ignorancia existente acerca de este inconveniente global no ayuda a evitar todas estas pérdidas. Por eso, en primer lugar, vale la pena que los empresarios den ejemplo y tengan todos los escenarios, que son muy variables, previstos.
En este sentido, conviene revisar y actualizar a este nuevo contexto el Plan de Prevención de Riesgos Laborales de la empresa, que se va a convertir en una garantía para evitar males mayores respecto al Covid-19.
Por otro lado, es importante que en la empresa se tengan claros los derechos y las obligaciones que derivan de la legislación laboral, así como los relativos a las relaciones mercantiles.
En consecuencia, más allá de los fines generales de una empresa, ahora hay que tener en cuenta uno superior y recogido en el Estatuto de los Trabajadores, el mantenimiento de las condiciones de salud de todos los que forman parte de la organización.
En este sentido, el objetivo principal es el de evitar los contagios en el marco de las actividades laborales. Por otro lado, huelga decir que, cuando nos referimos a estos riesgos, deben estar suficientemente fundados y no tienen que comportar suposiciones basadas en el alarmismo.
Por eso es tan importante poner al día el citado Plan de Prevención de Riesgos Laborales.
La entrega de los EPI en el trabajo
El art. 17.2 de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales (LPRL) marca la obligación del empresario de proporcionar a sus trabajadores equipos de protección individual adecuados para el desempeño de sus funciones y velar por el uso efectivo de los mismos cuando, por la naturaleza de los trabajos realizados, sean necesarios.
Ante una situación de riesgo grave dentro de la empresa para la salud de los trabajadores, estos pueden negarse a trabajar sin los EPI.
Consecuencias jurídicas por no proporcionar los EPI a los trabajadores
En el caso de que la empresa se niegue a proporcionar los EPI a sus trabajadores habiendo serio riesgo de contagio, ésta atenderá a posibles sanciones atendiendo a responsabilidades:
- Responsabilidad administrativa: la empresa deberá responder ante la Inspección de trabajo pudiendo ser denunciado el caso por cualquiera de los trabajadores afectados.
- Responsabilidad civil: la empresa se verá obligada a indemnizar al trabajador o trabajadores por el daño causado.
- Responsabilidad penal: la empresa o las personas que obedecen órdenes pueden incurrir en delito por omisión o comisión llegando a penas de entre 3 meses y 3 años.
- Recargo en la prestación a la Seguridad Social: la empresa puede obtener un recargo de entre un 30% y un 50% de la base reguladora.
Todas las contingencias deben estar consideradas, con sus protocolos de actuación correspondientes, los cuales han de estar orientados a conseguir dos fines concretos.
Por una parte, que no crezcan unos problemas sanitarios al interno de la empresa que solo harían aumentar los sociales (extensión de la epidemia, posible colapso del sistema sanitarios, etc.). Por otro lado, minimizar los daños para el negocio: bajas de los empleados, descenso de las operaciones comerciales, etc.
¿En qué consiste el plan de actuación de una empresa contra el coronavirus?
Este conjunto de medidas se pone en marcha aunque no se haya detectado todavía ningún caso de Covid-19 en el centro de trabajo. Ten en cuenta que la capacidad de propagación de los contactos hace necesarias diversas medidas profilácticas para no tener que pasar por los problemas de ocasionar nuevos contagios.
Por consiguiente, una de las claves del éxito de estos planes pasa por llevar a cabo una política de formación en materia de este riesgo que resulta de lo más didáctica y transparente.
La intención de las campañas informativas es que los empleados tengan elementos de juicio suficientes para eludir los contagios tanto dentro como fuera de los ambientes laborales.
Los datos que se aporten han de ser precisos y deben ser expresados con un registro que pueda ser bien comprendido por todos los trabajadores de la plantilla. Es fundamental que los consejos dados permitan pasar de las palabras a los hechos.
La empresa, por su parte, ha de encargarse de determinadas condiciones generales que dificulten la proliferación del virus. Nos referimos sobre todo a la limpieza e higienización de determinadas zonas de los espacios de trabajo: cuartos de baño, puertas, mobiliario, ordenadores, etc.
A parte de esta desinfección a fondo, es indispensable airear bien el ambiente. Una ventilación suficiente contribuye a que sea más complicado que se consolide la permanencia del virus. Asimismo, existe la responsabilidad de colaborar con las autoridades sanitarias a la hora de controlar la aparición de un posible foco infeccioso.
Este eventual foco puede estar relacionado con un lugar, que habría que aislar y desinfectar, o una persona o un grupo de ellas, a quienes habría que someter a las pruebas precisas para constatar si son portadoras del virus.
Los trabajadores van a seguir manteniendo su cuota de responsabilidad, pues deben hacer caso a las indicaciones de las autoridades sanitarias. Entre otras, barajamos las siguientes:
- Lavarse las manos con agua y jabón corrientemente.
- Guardar un metro de distancia con sus compañeros.
- No toser cerca del resto de empleados.
- Reducir las relaciones directas con los sujetos infectados.
Aparte, en algunos casos viables, queda la posibilidad del teletrabajo, que reduce notablemente las posibilidades de contagio.
En definitiva, seguir de forma esmerada un plan de actuación empresarial ante el coronavirus minimiza los efectos negativos mientras dure su amenaza.